jueves, 14 de marzo de 2013

Capitulo Tres


Al llegar a la puerta de su casa intentó escuchar si su madre había salido a trabajar, no escuchaba nada en el interior. Abrió la puerta, entró y se dirigió hacia el baño para relajarse un poco después de la noche que había pasado.
Cuando entró en el cuarto de baño se miró al espejo del armario que colgaba de la pared, se fijó que poco a poco le estaba desapareciendo la hinchazón del corte y los moratones que su madre la había causado.
Preparo la bañera con agua tibia y mucha espuma, tenía a mano su radio cd con su música favorita, era una de las cosas que más le relajaba , se metió con cuidado de no resbalar y estuvo dentro de ella durante media hora. Al salir del agua se puso la toalla enrollada al cuerpo, salió digiriéndose hacia su cuarto pensativa y seguía sin comprender el por qué su madre la había hecho eso.
Una vez dentro de su habitación, cogió ropa del armario, se vistió con su ropa favorita, un tutu negro con un adorno de una calavera sonriendo, una camiseta blanca con unos dibujos muy peculiares de unos conejos, unas calcetas a rallas blancas y negras y su calzado favorito unas convers negras adornadas por  ella con dibujos de calaveras. Salió de su cuarto hacia la cocina para tomar algo antes de salir de casa, estaba hambrienta porque había pasado sin comer desde el día anterior, al acabar se fue hacia la puerta con la mochila de clase a la espalda y salió hacia la calle.
Se dirigía al colegio cuando se encontró un grupo de chavales de su clase que habían faltado. Esos críos de tan solo 15 años repetían curso y eran mayores que Estefanía.
Ellos no se dieron cuenta de que estaban a escasos metros de la muchacha, Estefanía se dio la vuelta sigilosamente para que estos no la escucharan, pero lo que menos se esperaba es que al darse la vuelta se encontraría con uno de ellos, que salía de una tienda de ropa.
Se giró y vio a Tomás, el chico más difícil de ese grupillo, ella se empezó a poner nerviosa porque sabía que al verla Tomás, algo la le sucedería.
Tomás avisó a sus compañeros de clase:
- ¡Chicos, mirad quién está aquí! – gritó.
Se dieron la vuelta y comenzaron a andar hacia los dos, al llegar a la altura de Estefanía y Tomás, éstos comenzaron a mofarse de ella.
Estefanía era muy guapa, una niña de ojos grisáceos, pelo muy liso, largo y oscuro, una sonrisa muy linda, aunque pocas veces se la veía sonreír, era muy delgada para lo alta que ella era, no pasaba de los 52 kg. No entendía porque se reían de ella, nunca se burlaba de nadie y menos de ellos.
Los chicos seguían mofándose de ella hasta que uno de ellos los mando callar, era Esteban, uno de los chicos más guapos y más cabrones del colegio.
Los chicos se callaron a la orden de Estaban y él dijo:
-Tíos, ¿por qué no la dejamos en paz? La verdad es que esta tía empieza a aburrirme. Uno de ellos miro a Esteban y le contestó:
-Esteban, si quieres dejarla tú, por mi vale, pero yo tengo otros planes con ella- le dijo sonriendo.
La pobre chica se había dado cuenta de que algo le iba a suceder.
El chico que contestó a Esteban la agarró del brazo y pidiendo ayuda de dos más se la llevaron a una zona aislada.
Al llegar allí, Tomas empezó a besarla, ella se resistía pero era inútil porque los otros la estaban agarrando con fuerza para que no lograra escapar.
El chico continuó besándola hasta que ella reaccionó mordiéndole el labio muy fuerte haciéndole sangrar, el gritó muy alto y la agarró del pelo:
-Así que te crees muy dura ¿no niñata?
La chica se le quedó mirando asustada sabiendo que lo que había hecho no le iba a traer buenas consecuencias.
El empezó a tocarla, metiendo sus manos por dentro de la camiseta hasta llegar a sus pechos, los que apretaba con bastante fuerza. Estefanía gritaba de dolor pero él seguía cada vez más fuerte ignorando sus gritos.
Los otros chicos lo miraban, él les hizo un gesto y pronto comprendieron lo que quería.
La tiraron en el suelo y comenzaron a desnudarla, Estefanía se resistía pero ellos eran más fuertes y no conseguía nada. Acabaron de denudarla y Tomás comenzó a quitarse la ropa mientras los otros aprovecharon para toquetear a la chica.
Ella lloraba, sabía que no tenía nada que hacer porque eran más fuertes. El otro chico completamente desnudo se acercó a ella y comenzó a manosearla también, se puso encima de ella y cuando se dirigía a penetrarla se escuchó una voz misteriosa:
-¡Quietos niñatos! ¿Se puede saber qué estáis intentando hacer?- preguntó con un tono alto y grave.
Los chicos desconocían esa voz pero perplejos ante tal situación salieron huyendo incluido el que estaba desnudo, ella se levantó y se vistió rápidamente. Miró a ese hombre pero no lo veía bien.
Él se acercó a ella le pregunto:
- ¿Estás bien?
- S….si.- le contestó entre lágrimas.
- ¿Quieres que vallamos a la policía para denunciar esto?
- ¡No, por favor, que me puedo meter en más problemas y ya tengo suficientes!
¡A la policía no, por favor! - exclamó en un mar de llantos.
- Bueno, como quieras chica, pero al menos déjame invitarte a algo para que te calmes.
Ella le miró y aceptó su invitación.

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