jueves, 14 de marzo de 2013

Capitulo Cinco


Salió de la cafetería alejándose rápidamente, Aitor se quedó un ratito más allí pensando en la chica, en lo que le había sucedido con esos chicos, no lograba entenderlo, pues le parecía una buena chica, quería volver a verla y esperaría un par de días para llamarla.
Entonces Aitor se levantó de la mesa y se dirigió hacia la barra de la cafetería para pagar, sacó la cartera del bolsillo de su pantalón, la abrió y se había dado cuenta de que no tenía el suficiente dinero para costear lo que habían tomado.
No sabía qué hacer, no estaba seguro de que su madre le hubiera hecho ya la transferencia bancaria, entonces llamó al camarero hacia un lado y avergonzado le dijo:
-Disculpe camarero- dijo Aitor con voz baja-
-¿Si? -preguntó el camarero
-Es que tengo un pequeño problema.-
-Dígame joven, ¿cuál es el problema?
 Pues la verdad es que ahora mismo no tengo el suficiente dinero para poder pagar las consumiciones. Dijo muy avergonzado.-
 Pues no sé cómo vamos hacer porque no lo puedo dejar irse sin….-entonces se escuchó una voz de una chica que interrumpía al camarero –-
-Por favor cóbreme a mí.
Aitor se giró y se quedó mirando, era Estefanía, había dado media vuelta ya que se había cordado, de camino a clase, que al joven no le alcanzaría el dinero para poder pagar.
Una vez pagadas las consumiciones salieron los dos del bar. Él, extrañado porque no se esperaba que ella volviera de nuevo, le pregunto:
-¿Por qué lo has hecho y como sabias que no tenía suficiente dinero para pagar?-
-Pues la verdad es que te debía un favor y sabia lo del dinero porque mientras estabas en el aseo mire tu cartera, te pido disculpas pero…
-Así que has estado cotilleando en mis cosas, ¿no? -dijo él en un tono enfadado.-
-Si, lo siento Aitor pero es que después de todo lo que me está pasando no puedo fiarme de nadie.-Dijo avergonzada--
-Te entiendo Estefanía, te entiendo pero...-
-Perdón, no lo volveré hacer te lo prometo.-
-Tranquila, no tengo nada que perdonar, yo en tu lugar seguramente hubiera hecho lo mismo que tu.- dijo sonriendo--
Entonces los dos siguieron andando. Él decidió acompañarla al instituto ya que no tenía nada mejor que hacer. Mientras caminaban hacia el instituto que estaba a pocos metros de esa cafetería continuaron hablando. Él estaba fascinado con la belleza de la joven, aunque triste al mismo tiempo, le miraba a los ojos y veía unos ojos apenados, el joven quería preguntarle más sobre su vida pero creía que no era el mejor momento, y menos, después de lo que había sucedido hace un rato.
Llegando a la puerta del instituto se pararon, Aitor la miró y le dijo:
-Tengo que agradecerte lo que acabas de hacer.-
-¿Y que acabo de hacer?, si se puede saber.-
-Pues me acabas de ayudar pagando en el bar. -Dijo sonriendo--
-Eso no es nada comparado a lo que tú has hecho, Aitor, deja de decir chorradas anda.-
-Bueno vale, pero permíteme poder invitarte otro día para seguir con la charla.-
-Invitarme tu a mí y pagar yo, ¿verdad?- dijo riéndose a carcajadas--
-No seas tonta, la próxima vez pagaré yo.- sonrió--
-Tienes mi número de teléfono, si quieres quedar solo debes llamarme. -Dijo con una sonrisa amplia--
Entonces ella se adentró en el patio del instituto, él se quedó allí, de pie, mirando como ella se alejaba. Estefanía cruzó el patio entrando por la puerta principal, subió las escaleras y fue hacia la puerta de su clase. Golpeo suavemente en la puerta y la abrió:
-¿Puedo entrar profesor? – Preguntó--
-Si, adelante, siéntate en donde te corresponde y abre el libro por la pagina 155.-
Se dirigía hacia el pupitre y pasó por el lado de marta, ésta se le quedo mirando y en su mano dejó una nota. Estefanía miro a Marta extrañada y al sentarse en su pupitre ojeó la nota que le había dado Marta-
Decía que después de clase se quería reunir con ella y que no le valía ninguna excusa, Estefanía miro a Marta inquieta porque no quería quedar con ella pero no tenía más remedio que aceptar la reunión.
Después de varios minutos Estefanía estaba alucinando por todo lo que la había sucedido en apenas veinticuatro horas, no podía creer lo que su madre le hizo.
-Si él hubiese estado esto no habría pasado esto nunca – pensó para sí mientras caían lagrimas por su rostro al recordar a su padre.
Se limpió rápidamente para que nadie se diera cuenta, pero había alguien que siempre se daba cuenta de lo que le pasaba. Siguió con sus pensamientos durante toda la clase, pensaba en Aitor, en los salvajes de sus compañeros pero sobre todo en la nota que la joven le había dado al llegar a clase.
Toda esta situación le estaba superando, agobiada y nerviosa le pidió al profesor poder ir al cuarto de baño, este le dio su consentimiento al ver que la muchacha estaba extraña. Marta pidió permiso para acompañarla.
Salieron del aula, caminaban por el pasillo y Estefanía iba cabizbaja, su compañera no dejaba de mirarla, entonces le cogió la mano:
-Estefanía, tranquila puedes confiar en mi-
- No sé si a estas alturas podre confiar en alguien- La contesto mirándola levemente.
-Llevo mucho tiempo intentando acercarme a ti, pero tú misma te aíslas de todo el mundo y te formas esa coraza impenetrable-
Con cara de asombro y sin saber que decir Estefanía continúo andando a su lado.
Al llegar al baño se miró al espejo, tenía los ojos llorosos pero por vergüenza contuvo sus lágrimas. Marta se acercó a ella, la abrazo y puso su cabeza de Estefanía sobre su hombro. Sin poder contenerse más rompió a llorar, hacía mucho tiempo que no sentía el calor de un abrazo, le recordaba a los abrazos que su padre le daba en momentos duros.

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